No existe una investigación coherente y documentada que explique desde un punto de vista artístico ese vigoroso fenómeno que hoy llamamos Nueva Trova. Sabemos, en verdad, muy poco de él, porque también falta un texto que estudie y describa su historia o que profundice, desde el ángulo de la sociología, en las razones esenciales del éxito de público de sus principales figuras, o en las causas de la rápida aceptación que estas figuras han tenido en plazas como Madrid y Estocolmo, Ciudad México y Nueva York, Caracas, Managua, Buenos Aires, París. Conocemos, a lo sumo, que el movimiento surgió hacia finales de los años sesenta, y que forma parte –lo cual, obviamente, no disminuye su originalidad– de un movimiento mayor, continental: la nueva canción latinoamericana.