Nadie ama más a Israel que Mateo. Ama el Antiguo Testamento porque ha descubierto que se ha cumplido. Su vocación de recaudador de impuestos queda reflejada en sus textos. Mateo se refiere al dinero con tres palabras que no aparecen en ningún otro sitio: «tributo» (Mt 17, 24), «estáter» (17, 27) y «talento» (25, 15). También emplea términos como «oro» (23, 16) y «plata» (26, 15) ausentes en los demás evangelios. Mateo es el único que recoge las dos parábolas de los talentos. Es el único evangelista familiarizado con tanto dinero. El valor del talento era de trescientas veces más que un dólar de los nuestros y ochocientas veces más que un penique, como recoge Marcos. Donde en otros pasajes solo se hace mención de una «deuda», en Mateo, recaudador de impuestos, se emplea también la palabra «cambistas» (21, 12), que es lógico que recogiera un publicano como él