Violaine Bérot

  • Bety Ibarrahas quoted8 months ago
    ¿Cómo se habrá desarrollado tras seis años de vida relacionándose solo con el Oso y Mariette? Ya se lo digo yo: por mimetismo, pareciéndose cada vez más a ese pobre muchacho y a esa mujer descarriada. Igual de salvaje y asocial. Igual que ellos en su negativa a mezclarse con otros seres humanos.
  • Ceciliuxhas quoted5 months ago
    Bueno, tampoco es que no le gustara. Digamos, más bien, que tenía miedo de los otros niños. Y creo que de mí, también.

    Era un gigante y tenía miedo de los otros niños!

  • Ceciliuxhas quoted5 months ago
    Retrocedíamos como ante un perro —me sabe mal decirlo de manera tan cruda, pero esa era la impresión que daba realmente—.
  • Ceciliuxhas quoted5 months ago
    No sé hasta dónde era capaz de comprender. No tengo ni idea. Nunca llegué a saberlo

    O sea que creía que era retrasado.

  • Ceciliuxhas quoted5 months ago
    aun así, en los cuentos, cuando un ogro se interesa por un niño, siempre es mala señal.

    Muchos hombres realmente malos, no tienen pinta de “ogros”

  • Ceciliuxhas quoted5 months ago
    Había que hacer algo. Era la decisión más sensata.

    Cuando la gente debería hacer algo, no hace nada.

  • Ceciliuxhas quoted5 months ago
    siempre ha tenido una discapacidad mental.

    Suposiciones mal intencionadas de la gente.

  • Ceciliuxhas quoted5 months ago
    dejarle a esa hija, dejar que crezca en semejante entorno, me parece peor crimen que quitársela

    ¿Quién es ella para decidirlo?

  • Ceciliuxhas quoted5 months ago
    , muy bien, la niña está en perfecto estado de salud. Pero ¿cómo se recuperará mentalmente de algo así? ¿Cómo se habrá desarrollado tras seis años de vida relacionándose solo con el Oso y Mariette?

    ¡No tiene idea de cómo ha vivido esos años!

  • Dianela Villicaña Denahas quoted4 months ago
    Ese muchacho —al que por algo llaman el Oso— siempre ha tenido una discapacidad mental. Y esa discapacidad lo ha vuelto completamente asocial. Su madre se equivocó al no ponerlo en manos de terapeutas competentes cuando aún estaba a tiempo, como yo misma le aconsejé. No hay que buscarle tres pies al gato. Y por lo que respecta a la niña, ya se verá. Confiemos en la justicia.
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