no solamente de traicionar al cliente, sino finalmente traicionarse ellos mismos. Es lo que se llama sufrimiento ético, un sufrimiento en vínculo con el conflicto ético; realizar actos que en realidad yo desapruebo.
En realidad estamos arruinando las bases éticas de la identidad. Esta experiencia de la traición de uno mismo lleva a numerosos operarios a un estado psíquico particular que es el desprecio de uno mismo.