Helena Moguel Samaniego

  • Ana Saenzhas quoted3 months ago
    Si la piedra piensa o no,

    si la tierra está o no al tanto

    será siempre lo de menos,

    la muerte es una vida muy ajena,

    las piedras de la orilla

    no rechazan nuestras manos.
  • Ana Saenzhas quoted3 months ago
    La Tierra es muy vieja y las piedras

    han tenido el tiempo de pasear,

    volverse otras, ser magma en volcanes y roca en las cumbres,

    hacer fila en el fondo marino,

    han tenido tiempo, incluso

    de ser caparazón y casa, molcajete, pulsera,

    mortaja de todos,

    fingir promesas

    de cuidado y curación,

    cerrar sus cristales radiactivos,

    confundirse, amalgamarse,

    caer sobre las cabezas.
  • Ana Saenzhas quoted3 months ago
    La selva siempre regresa

    envía sigilosa a sus microorganismos, prepara sus suelos

    y vuelve con plantas mayores.

    Ahora, barbado, solo,

    carne confundida de insectos, plantas, tierra,

    tu cantimplora vacía, renuncia

    al claro que no hallarás, renuncia a ti a quien no hallarás en ese

    claro,

    escucha a las raíces extenderse

    hacia tus plantas.
  • Ana Saenzhas quoted3 months ago
    sobre el follaje de la hoja santa

    es lagartija la luz
  • Ana Saenzhas quoted3 months ago
    Un oso blanco flota sobre una isla

    Que desaparece

    Desa

    par

    ec

    e

    Eso es la tristeza para mi generación.
  • Ana Saenzhas quoted3 months ago
    Al fin y al cabo sí

    es una fortuna que el sol aparezca y la lluvia caiga

    y dejar que la vida informe nuestros cuerpos

    –vectores de la mejor corriente eléctrica–,

    no hay más verdad que ésa ¿cómo se puede decir algo así?

    creo que no hay más verdad que la vida que se escurre dentro

    nuestro,

    abrazar la fiebre de ser huésped y hospedar,

    aceptar todas las notas de la sinfonía, todas las piezas del baile,

    y nuestro estar siempre de aquí para allá.
  • Ana Saenzhas quoted3 months ago
    Al fin y al cabo sí

    es una fortuna que el sol aparezca y la lluvia caiga

    y dejar que la vida informe nuestros cuerpos

    –vectores de la mejor corriente eléctrica–,

    no hay más verdad que ésa ¿cómo se puede decir algo así?

    creo que no hay más verdad que la vida que se escurre dentro

    nuestro,

    abrazar la fiebre de ser huésped y hospedar,

    aceptar todas las notas de la sinfonía, todas las piezas del baile,

    y nuestro estar siempre de aquí para allá.
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