En consecuencia, por muy aguda que sea la lucha de clases, no puede conducir a la desintegración de la sociedad. Solo la ignorancia del marxismo y la completa falta de comprensión de la naturaleza del lenguaje podrían haber sugerido a algunos de nuestros camaradas la fantasía sobre la desintegración de la sociedad, sobre la fábula de los lenguajes de «clase» y las gramáticas de «clase».