Gabriel Pacheco

Nada es verdad en mi corazón. No he superado nada. No puedo.

¿A cuántas caricias luz de distancia estamos?

Despertar y acomodarse en un regazo. En el tiempo, una se va dando cuenta de que hay muy poca gente con la cual compartir la vida.

Una vida: es decir, despertar y acomodarse en un regazo.

Acepto que no puedo esperar nunca más ciertas cosas.

Respuestas, por ejemplo.

Prefiero no tener una opinión sobre mi día a día.

Dice un proverbio chino: «Un problema que no tiene solución ya no es un problema».

¿En verdad los chinos lo pensaron o lo inventamos en occidente para atribuirles una forma del abandono?

Siempre es así cuando alguien se va: lo que queda persevera en su naturaleza.

Los pájaros continúan el canto, el corazón no suspende sus contracciones, el dolor cumple su ciclo. La vida se encoge de hombros.

A quienes se les han dilatado las pupilas con la pérdida. La luz volverá

Cómo puede ser la muerte esta nueva presencia.

Andar en el desierto, donde el agua escasea y también el amor

Es angustiante no reconocer mis propias huellas. ¿De dónde he venido?

Yo sé dónde empezó y cuál es el nombre de mi angustia.