Le pregunté a Graciela, una mamá que busca a su hija desaparecida, si había sostenido en sus manos alguno de los huesos encontrados en las fosas. Me dijo que sí. Le pregunté qué se sentía. Me dijo «Se siente como cargar a un bebé recién nacido». Yo te tenía en brazos, Emilia, cuando me lo dijo y no pude parar de llorar.