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Sandra Lorenzano

  • Gabriela Torohas quoted2 years ago
    Tartamuda la lengua bate sus alas

    Y hace de otro cuello el mapa sutil del deseo
  • Ana Saenzhas quoted3 months ago
    Hablamos poco de las historias viejas. Siempre hay algo sobre lo que es mejor callar: un rastro, una huella, una sombra de mirada esquiva. Los nombres junto a cada una de las fotos. No recuerdo si también las ponen en otros cementerios. Aquí sólo mi madre no dejó su nombre. Prefirió la ceniza, el viento, el agua y el verde. A veces no sé dónde buscarla.
  • Ana Saenzhas quoted3 months ago
    ¿Cuál de todas es la lengua de mi memoria? ¿Cuáles las palabras con que me arrullaron? ¿Hubo arrullos? El zumbido es la huella que deja el silencio. Suena como reflejo en el vidrio. Tengo más de cincuenta años. Dentro es rojo el eco del recuerdo. Y vuelve así la eterna partitura, la del camino de frases quebradas e incompletas, la de la sombra del susurro.
  • Ana Saenzhas quoted3 months ago
    Intenté contar la historia. Hilar causas y efectos. Voces y sombras. Rostros y cuerpos. No se pudo. Nunca se puede porque hay una cuerda ahorcando las palabras. Y no es mi nombre, ni mi aliento, ni el desafiante hueso que sostiene mi pisada: es un nudo que corre en dirección al sur.
  • Ana Saenzhas quoted3 months ago
    Una vuelta más. El premio es volver a partir; la vuelta al mundo en menos de un minuto. Pero las fronteras me vuelven tatuajes las ausencias. Río arriba. Y no he hablado aún del perfume del hinojo recién cortado. Ni de la ramita entre los dientes. Cada quien tiene su propia magdalena. Sé que alguien ya lo ha escrito. Pero no ha escrito que la miel más dulce es un secreto que guardan las madreselvas. Una gota solamente refleja el universo. Mamá agita la mano.
  • Ana Saenzhas quoted3 months ago
    El río vuelve en cada imagen porque de agua somos. Líquido el fluir de tus pupilas, líquida la muerte de la aurora. Río de voces que perdimos, de llaves heredadas y ninguna puerta.
  • Ana Saenzhas quoted3 months ago
    Tiene la palma grande. Como si generaciones de campesinos se hubieran dado cita en sus manos. Son fuertes, como eran las de su madre, y dejan ver venas claras, duras, casi violentas. No le gustan las manos pequeñas y suaves. O las que la gente deja caer cuando ella busca estrechar, apretar. Hay manos que se escurren. Y a pesar de eso no hubo campesinos en la historia materna. Tenían prohibido trabajar la tierra. Nada que propiciara las raíces, ni la voz sedentaria que habla junto al fuego. Pero sostenían el mundo y su destino cada vez que cambiaban la hoja del Libro.
  • Ana Saenzhas quoted3 months ago
    Tartamuda la lengua bate sus alas

    Y hace de otro cuello el mapa sutil del deseo
  • Ana Saenzhas quoted3 months ago
    Las palabras no dichas.

    Los nombres no pronunciados.

    Los deseos cancelados.

    Las historias no contadas.

    Los cuerpos jamás acariciados.

    Las fotografías recortadas.

    Las páginas arrancadas.

    Los libros enterrados.

    Un sabor a óxido le sella la garganta.
  • Ana Saenzhas quoted3 months ago
    Y cada uno es huella. Rastro.
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