¿Qué debía hacer una mujer fuerte e independiente como ella cuando su cuadra de caballos estaba al borde de la ruina? ¿Casarse por dinero? ¡Eso jamás! Lo que hizo Courtney fue ponerse rumbo a Sidney en busca de un socio capitalista que la ayudara a levantar su negocio con discreción.
Jack Falconer, un asesor financiero, afirmaba que conocía al hombre ideal para ella. Encantada ante la posibilidad de salvar su granja, Courtney descubrió estupefacta que ese hombre ideal no era otro que el propio Jack. Solo había una condición para que él saldara todas sus deudas pendientes… ¡ella tenía que darle un hijo!