Eduardo Chirinos, en su profunda conexión con la poesía, se cruza con el joven Horacio Morell y descubre sus escritos en «su extraño y hasta ahora secreto universo de papeles: poemas, novelitas, cuentos, apuntes y dibujos trazados sobre cualquier material fortuito: contratapas de cuadernos de trabajo, boletos de ómnibus, servilletas de restaurantes y hasta una entrada vieja de teatro». Eduardo Chirinos