El sentimiento de culpa se considera una emoción negativa, cuando lo cierto es que es necesaria para la correcta adaptación a nuestro entorno. La culpa nos hace conscientes de que hemos hecho algo mal para facilitar el intento de repararlo. Su origen tiene que ver con el desarrollo de la conciencia moral, que se inicia en la infancia.
En “La culpa tras la ventana”, su autora, Ana Goffin, traza un mapa de la culpabilidad de una manera muy original, por medio de relatos que, como piezas de un rompecabezas, integran una visión muy completa de la culpabilidad del ser humano desde un enfoque femenino.
Estos relatos, contados desde los ojos de una niña que acostumbra caminar por la calle para asomarse a las ventanas y espiar el interior de las casas, combinan la autoridad del profesional con el encanto de la infancia y quedan arraigados profundamente en la mente del lector.
“Me convertí en una ladrona de historias… No quiero conservarlas para mí, aunque he de proteger la identidad de las personas a las que se las robé, por eso tienen cierto contenido de ficción que en realidad solo es el camino para compartirles las distintas caras que abraza este sentimiento.”