La acción de Perros de porcelana, de Marin Ledun(Alienta), se sitúa en Francia aunque trata temas quepreocupan en España: la presión que soportan muchos trabajadores amenazados por la deslocalización y por objetivos empresariales que no se sabe muy bien dónde se fijan, quién lo hace y con qué criterios. Si a eso sumamos la facilidad para el despido, el panorama adquiere el color negro escogido para la portada del libro. La novela se inspira en los suicidios de France Telecom, un escándalo que sacudió a Francia durante un par de años. Llegó a intervenir, incluso, el por entonces presidente Sarkozy. Se cuentan 58 suicidios desde 2008 a 2010. Primera consideración: si esperan un ladrillo con una tesis sociológica, política o psicológica sobre el tema, se quedarán con las ganas. No hay nada de eso. Al menos explícitamente. Es un buen thriller, emocionante, tenso y bien escrito. Segunda cuestión: la descripción del funcionamiento de la empresa, del mecanismo perverso que atrapa a las personas, está muy bien documentado entre otras cosas porque el autor ha trabajado en una gran multinacional e investigó el tema de la presión laboral. El título original francés es más elocuente que el español: caras –o vidas–trituradas. En Francia la han calificado como novela negra social, y es muy acertado. Tiene el ritmo y el suspense de un relato negro pero con una carga de profundidad social que nace de la localización física de la acción, un centro de atención telefónica en Valance. La protagonista es la doctora del centro, que es quien hace frente a la depresión de los empleados y la primera que se da cuenta –y se indigna– de esta verdadera epidemia asesina. Sí, asesina, pese a que la mano ejecutora sea la de un suicida. Una buena novela, en fin, dura y claustrofóbica con ese regusto del suspense psicológico propio del polar francés. Reseña de El blog de José Luis Ibáñez