Desde la Revolución Industrial se ha seducido, manipulado y lavado el cerebro de la población para que se adapte, siga instrucciones y trabaje a cambio de un jornal. Si aprendíamos a ser trabajadores de fábricas, si estábamos atentos en el colegio, seguíamos instrucciones, éramos puntuales y nos esforzábamos, entonces cuidarían de nosotros. No hacía falta ser brillante, ni creativo, ni correr ningún riesgo. Era un trato bastante tentador que seducía a la mayoría y que durante mucho tiempo ha funcionado.
Pero a causa de la competencia y la tecnología, el modelo ha entrado en crisis. El crecimiento del empleo se encuentra estancado. Los salarios han entrado en un ciclo negativo en muchos sectores. La clase media está más agobiada que nunca, y el futuro se presenta desalentador.
La causa del sufrimiento es el deseo de las organizaciones de convertir a sus empleados en piezas sustituibles de su enorme maquinaria. Cuanto más fáciles de sustituir son las personas, menos hay que pagarlas.
Contrariamente a lo que podemos pensar, esta situación brinda una magnífica oportunidad de disfrutar de lo que hacemos, de significar un cambio para los compañeros y clientes, y de desatar el genio que llevamos encerrado en nuestro interior. Es la hora de convertirnos en imprescindibles.
El empleado imprescindible aporta humanidad, conexión y arte a su organización. Es el jugador clave, una persona muy buscada y que tiene un perfil único. El empleado imprescindible, el “eje”, es alguien a quien merece la pena encontrar y conservar.
El autor Seth Godin, experto en marketing y una de las plumas más leídas de la red, nos explica en este libro la mejor manera de vendernos a nosotros mismos. Nos da las herramientas necesarias para convertirnos en “ejes”, es decir, para desarrollar los atributos que nos convierten en imprescindibles.