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Delphine de Vigan

Los reyes de la casa

  • Aries Cruzhas quoted2 years ago
    Hasta en los dramas más terribles las apariencias cuentan.
  • Dianela Villicaña Denahas quoted8 hours ago
    Actualmente, aunque sus hijos ya no viven con ella, a Mélanie Claux la siguen más de tres millones de personas, sumando todos sus perfiles: New Mélanie en Instagram (ha cambiado el nombre de su cuenta y, por mucho que la plataforma haya perdido fuelle y esté algo demodé, sigue teniendo una fiel comunidad de seguidores) y With Mélanie, que creó hace un par de años en Back Home. Más cocooning, más stay safe, esta nueva red social, en plena expansión, le ofrece un público más amplio todavía, con el que comparte sus recetas, su filosofía, sus rutinas y, por supuesto, sus estados de ánimo.
  • Dianela Villicaña Denahas quoted8 hours ago
    Hace ya algunos años que decidieron irse de Châtenay-Malabry e instalarse en una masía típica, al más puro estilo provenzal, que remodelaron y ampliaron a partir de los planos diseñados por Killian Keys, un joven arquitecto convertido en la estrella del sector inmobiliario gracias a Casas de famosos, uno de los últimos reality shows emitido por una cadena herciana.
  • Dianela Villicaña Denahas quoted8 hours ago
    En un mundo en el que cada gesto, cada desplazamiento, cada conversación deja huella, Clara desearía no dejar ninguna. Nadie mejor que ella para saber hasta qué punto los smartphones (adopten la forma que sea, hoy en día múltiple), los asistentes de voz, la domótica y las redes sociales son soplones sin escrúpulos e inagotables fuentes de información, tanto para el comercio como para la policía
  • Dianela Villicaña Denahas quotedyesterday
    Con algo más de convicción, Sammy afirmaba que aquello era su sueño y que quería dedicarse a ello.
    Radiante, Mélanie añadía: «Son sus palabras, ¿acaso se puede añadir algo más?»
    Y luego, sonriendo de oreja a oreja, concluía: «¿Qué quiere usted? Son los reyes de la casa.»
  • Dianela Villicaña Denahas quotedyesterday
    Nadie en la Brigada parecía creer realmente en aquella historia. ¿Quién sería capaz de secuestrar y retener a una niña para que el rescate acabase en manos de una asociación? Claro que tampoco había que descartar la idea de un secuestrador perverso y desorganizado que multiplicara las exigencias para alargar el placer.
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 days ago
    Sobre su identidad:
    Me llamo Fabrice Perrot.
    Nací el 15/03/1972 en Pantin.
    Vivo en el número 15 de la rue de la Cheminerie, en Bobigny.
    Estoy divorciado.
    Tengo la custodia de mis dos hijas: Mélys (7 años) y Fantasia (13 años)
    Gestiono el canal Minibus Team. Sobre los hechos (extractos):
  • Dianela Villicaña Denahas quoted4 days ago
    Su madre no se había interesado en ningún momento por saber cómo estaba, no había preguntado por Sammy, no había sentido lástima por Kimmy ni por nadie. Se había limitado a quejarse de toda la gente que pasaba por su casa o que los acosaba telefónicamente para saber más detalles de la investigación, tanto a ellos como a su hermana Sandra, hasta el punto de que había tenido que sacar a sus hijos de la escuela. Todo aquello era muy difícil para ella, las indiscreciones, la presión mediática, y encima tenía que enterarse a través de internet de los giros imprevistos del caso. Tras oír semejante expresión, giros imprevistos, Mélanie había colgado el teléfono.
  • Dianela Villicaña Denahas quoted4 days ago
    Mélanie lo sabía muy bien: hay que avistar la catástrofe para valorar el alcance de tu propia tranquilidad. Cuando tomamos conciencia de que la vida puede convertirse de pronto en un drama irremediable, la paz se vuelve más preciosa todavía.
    Solo que esta vez no había desaparecido una niña. Había desaparecido su niña.
  • Dianela Villicaña Denahas quoted5 days ago
    Aquella niña exhibida de la mañana a la noche, aquella niña a la que podía verse en chándal, en pantalones cortos, con vestido, en pijama, disfrazada de princesa, de sirena o de hada, aquella niña cuya imagen había sido difundida hasta la saciedad, se había esfumado.
    Como si una mano invisible hubiese decidido rescatarla súbitamente de las miradas ajenas, de aquel mundo repleto de marcas y símbolos en el que había crecido.
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