Ángela es mi intento de ser dos […] Sin embargo ella me es yo, dice el autor. Soy una actriz para mí, replica Ángela, hablando de sí para sí. Declaradamente creación del autor, esa escritora tiene, sin embargo, una personalidad propia: la conclusión de él alterna con la de ella: dos monólogos alternados que jamás confluyen en un diálogo. No hay correspondencia entre las dos pautas verbales del mismo improviso narrativo, que forman, aún, una sola escritura errante, empática, hiperbólica, repetitiva, contaminando al lector con la fuerza subterránea de un entusiasmo maligno, infeccioso de un infectious enthusiasm, como diría Jane Austen que se propaga de la presencia declarada de Clarice Lispector.
Personaje de sus personajes, autora y lectora de su propio libro, que en él y a través de él se recapitula, Clarice Lispector, ortónima en medio de sus heterónimos, finalmente se incluye en el cierre de la obra, escribiendo el anticipado epitafio por donde comienza y acaba el texto de Un soplo de vida.