Yo vivía en una tremenda confusión. A veces pensaba, Pero si esta es tu vida. Deja de luchar contra ella. Deja de luchar. O pensaba, Pero si soy feliz. Y él me quiere. Estoy a salvo. A veces, cuando él no andaba cerca, pensaba, Jamás permitiré que me toque de nuevo. Después, cuando me tocaba, pensaba, Da igual, solo es el cuerpo, esto acabará pronto. Cuando acababa, me quedaba tendido en la oscuridad, escuchaba su respiración y soñaba con el roce de las manos, de las manos de Giovanni, o de cualquiera, de unas manos que tendrían el poder de aplastarme y de reconstituirme de nuevo.