En París, cuando trabajaba en la radiotelevisión francesa, un día recibí de la editorial Julliard la novela “Pas de lettre pour le colonel”, y así descubrí a García Márquez, en francés. Desde entonces supe de él. Al publicar yo “La ciudad y los perros”, recibí una carta suya, y empezamos a escribirnos, e incluso planeamos escribir esa novela a cuatro manos sobre la guerra peruano-colombiana, un proyecto que finalmente quedó en nada. Hablábamos de ello, cambiábamos ideas. Se trataba de una guerra fantochesca por un pedazo de la Amazonia, pero era más divertido hablarlo que realizarlo.
Esto dijo Mario Vargas Llosa al periodista Xavi Ayén en 2010, poco antes de recibir el premio Nobel de Literatura. Detalles del proyecto mencionado se encuentran en las cartas que Gabriel García Márquez envió al escritor peruano en los meses previos a la publicación de «Cien años de Soledad» (1967), que reposan en los archivos de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey. De acuerdo con Ayén, quien las consultó, la propuesta la hizo el colombiano: «Para convencer al joven Vargas Llosa, un persuasivo García Márquez le desgrana una serie de hechos reales que parecen extraídos de novelas del realismo mágico, y que habrían acabado siendo capítulos del libro»