Esta obra es una eficaz metáfora de nuestra cultura y sus relaciones de poder. Una imagen contemporánea y, a la vez, clásica, en la medida que muestra que son las mismas estructuras tiránicas del pasado —más sofisticadas— las que nos rigen: el sádico que intenta dominar; los masoquistas domesticados.
Pero no todo es fácil para los poderosos: la resistencia poética es acción pura. Los cuerpos se emancipan bailando en medio del capitalismo ulcerado. Contra Los odontólogos del horror, la poesía es nuestra arma de guerra, la más contundente; la única que tenemos.