En este libro no hay personajes ni hechos imaginarios. Las gentes y los lugares aparecen con sus propios nombres. Cuando se emplean iniciales, ello obedece únicamente a razones de índole personal. Y cuando falta algún nombre, se debe a un fallo de la memoria humana, aunque todo ocurrió tal como se describe aquí.
Volumen I. Archipiélago Gulag era el nombre de la red de campos de internamiento y de castigo soviéticos donde fueron recluidos millones de personas durante la segunda mitad del siglo XX. En este monumental documento, Solzhenitsyn, que estuvo confinado en uno de esos campos, reconstruye minuciosamente la vida en el interior de la industria penitenciaria en tiempos de la Unión Soviética y su disección se convierte en un viaje a través del miedo, el dolor, el frío, el hambre y la muerte, con los que el régimen totalitario acalló toda disidencia.
Volumen II. Con fidelidad sobrecogedora, Alexandr Solzhenitsyn describe en Archipiélago Gulag el régimen de terror que imperaba en los campos de internamiento y de castigo soviéticos durante el pasado siglo XX. Gracias a su obstinación por restituir aquello que la Historia quiso borrar, Solzhenitsyn devolvió la palabra a los 227 prisioneros que le brindaron sus testimonios directos y a los millones de personas «a las que les faltó la vida para contar estas cosas», para dejar constancia de uno de los episodios más lúgubres de nuestro tiempo.
Volumen III. Cuando Alexandr Solzhenitsyn acabó de escribir Archipiélago Gulag, confesaba en el epílogo:
«La de veces que empecé este libro para abandonarlo después. No podía acabar de comprender si era necesario o no que escribiera yo solo un libro semejante. Y, además, ¿cuánto tiempo lo soportaría? Pero cuando, sumándose a lo que yo ya había recopilado, convergieron sobre mí otras muchas cartas de presos procedentes de todos los rincones del país, comprendí que, dado que todo esto se me había dado a mí, debía hacerlo».
Y es que Solzhenitsyn fue redactando entre 1958 y 1967, en la más absoluta clandestinidad, los numerosos fragmentos que darían lugar a Archipiélago Gulag. Lo hizo sin archivos, partiendo de los recuerdos de sus propias vivencias y de los testimonios de sus compañeros de prisión, y sufriendo en el momento álgido de su trabajo, en 1965, el saqueo de sus papeles junto con el secuestro de la novela El primer círculo.
El tercer y último volumen está articulado en dos partes: «El presidio» «Confinamiento» y «Stalin ya no está». En ellas Solzhenitsyn aborda los últimos años del dominio de Stalin y de sus sucesores, y explica cómo —un cuarto de siglo después de que la Revolución lo aboliera— se restableció el presidio ruso, y con él los «campos especiales» reservados para los presos políticos. Solzhenitsyn describe las condiciones de vida en los campos soviéticos de la posguerra, las evasiones, las huelgas, las revueltas heroicas… El confinamiento en ellos, la otra forma de exilio, afectó a unos quince millones de campesinos y se convirtió en un método generalizado de marginación de los indeseables. «Los dirigentes pasan», decían, «el Archipiélago perdura».