Hopeless

Tengo la cabeza apoyada en el cuádriceps de Beau cuando me muerde la cara interna del muslo, dejándome otra marca, estoy segura, ya que eso parece ser lo suyo

―Te gusta cuando digo cosas así, ¿verdad?

―Puede ―murmuro, besándole el hombro mientras me tumba sobre él.

―Te gustan. Acabo de ver cómo se te endurecían los pezones al mismo tiempo que se te sonrosaban aún más las mejillas.

―La mejor que he tenido nunca. Lo único que no está bien es que voy a acabar en tu boca si sigues así. Y eso sería un desperdicio cuando los dos sabemos que lo que realmente quieres es mi semen en tu coño.

Cierro los ojos y se me pone la piel de gallina. Lo deseo, pero Dios. ¿Oírselo decir en voz alta?