Los ojos azules que miraban en nuestra dirección desde la cama se posaron detrás de Aaron con curiosidad.
—Hola, Señor Blackford —le sonreí, sintiendo la mano de Aaron dejar la mía y caer sobre mis hombros—. Soy Catalina, y estoy feliz de finalmente conocerlo.
El padre de Aaron no devolvió la sonrisa, no del todo. Pero sus ojos contaban una historia diferente. Como había visto hacer a su hijo tantas veces. Todo bajo llave.
Son iguales