Nunca pensé tener un hijo. Parir amarga y cierra a las mujeres, las convierte en madres egoístas, cangrejos impenetrables que se esconden en un exoesqueleto desde el que atacan con tenazas afiladas. Madre o mujer; a ninguna madre se le perdona que quiera ser mujer después de un hijo: arreglarse, ir a bailar a una caseta, pintarse la boca está prohibido