Isonomía, «el más justo de los nombres», la llamó Herodoto. En principio, la isonomía de la que Atenas era modelo suponía la participación equitativa de los ciudadanos (de sexo masculino) en un gobierno del que se hacían cargo en común, administrado como un cuerpo soberano que se reunía en la Asamblea. Puesto que las mujeres, los esclavos y los residentes extranjeros estaban excluidos de estos privilegios, la democracia se apoyaba de hecho en formas extraconstitucionales de jerarquía, algunas bastante autoritarias.