Es un sujeto rechoncho, bajo, con barba gris, piel morena, con tonos de café y de ladrillo, siempre vestido de paño fino negro, con lentes de oro pendientes de una cinta de seda, que él, en la calle y en cada esquina, desenreda del cordón de oro del reloj para leer con interés y lentitud los carteles de los teatros.