El pensamiento racional tiene gran utilidad para la vida práctica, pero impide el acceso a formas de consciencia más elevadas y a experiencias que nos conectan con lo Absoluto. Esto fue descubierto tempranamente por los orientales y les hizo desarrollar métodos que, como medio de aprehensión del conocimiento, lo superan. El intelecto sólo puede abordar el análisis de la superficie de las cosas y darnos una visión fragmentada de la realidad. Para captar el sentido profundo, el alma de las cosas, su dimensión oculta y trascendente, es necesario recurrir a la visión intuitiva no contaminada por la experiencia previa y desligada de los datos archivados en el cerebro. La mirada profunda debe ser nueva e inocente, sin embargo el intelecto se apodera de lo observado y tiende a clasificarlo, a compararlo y a ordenarlo según sus datos acumulados y según su lógica, descartando aquello que excede sus dominios cognoscitivos. Así, lo nuevo se hace viejo, lo puro se contamina y lo profundo se vuelve superficial. Este libro trata de desestabilizar la mente lógica del lector, proponiéndole otra forma de mirar la existencia, enfocada desde un nivel más elevado. Sus objetivos son tres: Desplazar el punto focal de su consciencia de sí llevándola hacia un nivel más elevado, más próximo a la Divinidad. Liberarle de las limitaciones que la mente le ha impuesto. Y de este modo, consciente de su Divinidad y ya, liberado de condicionamientos paralizantes, permitirle acceder a la realización de sus anhelos.