El error con envejecerse no se transforma nunca en la verdad, ni ésta es siempre del voto de las multitudes de donde surge; y si digo así, es porque estoy cierro de que al verme atacar obras consagradas por el tiempo, y nombres aclamados por la numerosa falange modernista, no faltarán por ahí necios que formen alharaca al leer esta crítica que, seguramente, calificarán de atrevida.