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Teju Cole

Cada día es del ladrón

  • Juliana Jaramillohas quoted7 months ago
    ¿Cuáles son, me pregunto, las consecuencias sociales de vivir en un país que no sabe qué hacer con su historia?
  • Juliana Jaramillohas quoted7 months ago
    Hacía muchos años que quería venir porque en mi memoria el Museo Nacional es un hito. En todos estos años en Estados Unidos y Europa, mucho de lo que meditaba sobre el patrimonio cultural nigeriano me devolvía mentalmente a Onikan, al recuerdo insustancial de un lugar que sólo había visitado cuando iba a la escuela. Todo el que vive lejos de su hogar tiene algo a lo que aferrarse. En mi caso era el museo, y el significado que le había atribuido a la colección.
  • Juliana Jaramillohas quoted7 months ago
    Y sin embargo, sin embargo… El lugar ejerce en mí una atracción elemental. Hay un sinfín de cosas fascinantes. La gente habla todo el tiempo e invoca un sentido de la realidad que no es idéntico al mío. Tienen soluciones fantásticas para ciertos problemas desagradables: en esto veo una nobleza de espíritu muy rara en el mundo. Pero también abunda el dolor, no sólo dramático, sino el del desgaste que entrañan las dificultades económicas, que degradan a las personas y se ensañan con sus debilidades hasta que muchos hacen cosas que ellos mismos detestan, hasta reducirlos a sombras de lo que un día fueron.
  • Juliana Jaramillohas quoted7 months ago
    En el medio extraño, familiar de esta ciudad el aire está poblado de historias y eso me lleva a pensar en la vida como tejido de relatos. De todos lados vuelan hacia mí narraciones. Todos los que entran en esta casa, cada extraño con quien trabo conversación, tienen una historia fascinante que ofrecer. Los detalles que tan cautivadores encuentro en Gabriel García Márquez están aquí, esperando a su ángel consignador. La gente se sincera en cuanto les sonsacas un poquito. Y esa urdimbre literaria, de vidas plenas de narrativa impredecible, es lo fascinante.
  • Juliana Jaramillohas quoted7 months ago
    Claro que el lagosense corriente tiene que compartir esta actitud. El lenguaje corporal callejero tiene que ser de seguridad lisa y llana. La cara o el paso vacilantes llaman la atención, y la atención es mala. Cuando hay contacto visual, el mensaje para el extraño debe ser inequívoco: «En serio, mejor no te metas conmigo». En estas calles abundan sujetos a la búsqueda de víctimas. Gente con un desarrollado olfato para reconocer la debilidad.
  • Juliana Jaramillohas quoted7 months ago
    Lo del chillón no es un trabajo. Es una forma de estar en el mundo, un destilado de pura actitud: el pecho hinchado, el cuerpo flexible, la mandíbula colocada para que no haya obstáculos. En todo chillón se ve el mismo talante de no estar bromeando, el genio irascible, la tendencia a hacer de cualquier conflicto una pelea. Hay un pavoneo en su paso, una arrogancia. Son los despabilados originales de Lagos, algunos de ellos chicos de catorce años. Por la noche no se van a casa ni dejan de ser chillones. Lo llevan en el alma.
  • Juliana Jaramillohas quoted7 months ago
    El típico danfo lagosense es amarillo, decrépito y tiene catorce asientos: dos delante, junto al del chofer, y tres filas de cuatro cada una. Lo lleva un equipo de dos hombres: el chofer y el cobrador, también conocido como chillón. En las paradas finales típicas, como las de Ojota, Yaba, Ikeja u Ojodu, los gritos de los chillones colman el aire. Tienen que llenar los catorce asientos lo más deprisa posible y arrancar hacia su destino.
  • Juliana Jaramillohas quoted7 months ago
    Mi protesta zanja el asunto. Salgo de la urbanización y en pocos minutos me encuentro en la terminal de autobuses de Ojodu-Berger. Son casi las nueve y media de la mañana y el lugar es un hormiguero. El deseo de mi familia de separarme de la vida de la ciudad es tan fuerte como el mío de conocerla. El danfo, empresa de transportes de las masas, es el símbolo perfecto de nuestra disputa. En la parada de autobuses convergen las energías de la vida de Lagos: creativa, malevolente, ambigua. No hay mejor sitio para averiguar qué es lo que añoraba todas las veces en que añoraba el hogar.
  • Adal Cortezhas quoted4 years ago
    En un sentido, creo, el timador y el timado se merecen uno a otro. Es una suerte de sociedad de humillación mutua.
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