Pornografía y obscenidad

No hay intercambio, sólo vacío, lo que llamamos una pérdida irremediable

Pero en la masturbación lo único que hay es pérdida, no hay reciprocidad.

Toda la cuestión de la pornografía se reduce, en mi opinión, a una cuestión de ocultamiento. Sin ocultamiento no habría pornografía

Una apertura fresca y natural sobre el sexo es el único remedio ahora que estamos siendo inundados por una pornografía secreta o semisecreta.

No hay nada de malo en las sensaciones sexuales en sí mismas, siempre y cuando se manifiesten sin rodeos y no solapadamente o a escondidas

Podemos descartar, entonces, la idea de que en el arte la carga sexual es pornografía. Quizás lo sea para el puritano gris, pero el puritano gris es un enfermo, un enfermo de alma y de cuerpo

esos son los pervertidos que han caído en el odio a sus congéneres: frustrados, desilusionados, gente insatisfecha de la que lamentablemente rebosa nuestra civilización. Y casi siempre se libran, en secreto, a alguna forma depravada o anormal de excitación sexual.

Soy lo que soy, no simplemente lo que creo ser.

Recuerdo un ensayo que llegaba a la conclusión de que, en el arte, la pornografía es aquello que apunta a despertar el deseo o la excitación sexuales. El acento estaba puesto en el hecho de si el autor o el artista intentan despertar el deseo sexual.