Futo Rojo

Aprender a habitar
el cuerpo
como en algún momento
se aprende
a habitar el mar:
con una caricia
precavida,
tratando de no
cortarse con las olas
intentar que arda
lo menos posible
avanzar
hasta lo más hondo
ir perdiendo
el miedo.

Aprender a habitar
el cuerpo
como en algún momento
se aprende
a habitar el mar:
con una caricia
precavida,
tratando de no
cortarse con las olas
intentar que arda
lo menos posible
avanzar
hasta lo más hondo
ir perdiendo
el miedo

De repente
soy valiente
me levanto de la cama
y salgo a tomar sol;
papá hace asado
y me explica
cómo arreglar
las cosas que se rompen.
Le digo que el amor
a veces no puede arreglarse
y él me dice
que si no se puede arreglar
no es amor,
que él sabe.

Hay un vacío
oscuro y profundo
donde caigo
a donde mi mente escapa
para tener miedo
y después
poder volver
con más fuerza
y decir:
puedo seguir.

Todo lo que me queda
son los abrazos.

como se siente
un buen fin de año: esa sensación de que
todo se va poniendo mejor y que
toda la carga y todo el dolor
se van yendo
de a poquito.

y todo fue lindo porque había sol

Como un acto de amor
dejo entrar el viento
que me hace cerrar los ojos,
me hace volar todo,
me hace sentir que
me conecto conmigo y que acá
todo está mejor de lo que parece.

sol de primavera que entibia el aire como
si fuera un manto de calorcito un manto
que me abraza en la tarde y me dice tranqui,
que el dolor pasa, a veces lentamente
como la hormiga que trepa, pero tranqui
que el dolor pasa
pero para pasar
el dolor
hay que pasar
por el dolor.

De repente la soledad no es tan fea pero
de repente sí: la soledad es tremenda
es tremenda pero no es tan fea, es
a veces algo lindo porque
en la soledad somos sólo nuestros
y eso está bueno.