—¡Yumiyoshi! —volví a gritar.
—Es muy fácil —dijo la voz de Yumiyoshi procedente del otro lado de la pared—. De verdad. Puedes venir si atraviesas la pared.
—¡No! —exclamé—. Parece fácil, pero una vez en el otro lado no se puede regresar. ¿No te das cuenta? No es lo que piensas. Ésa no es la realidad. Es el otro mundo. Es diferente de este mundo.