adversario, la edición amarillo canario de Anagrama. No me explico cómo no la vi antes, en los primeros recorridos de la vista.
Extirpo el libro del conjunto para llevarlo al balcón donde Sylvia tiene un pupitre y un tapete de yoga a medio desenrollar. El balcón, casi a nivel de la calle, da a una pequeña estación de bomberos con techos de teja, a la que entra un camión en completo silencio. La noche tan tranquila me permite escuchar la plática de los bomberos, hablan sobre el 11 de septiembre de acá. Los aviones no solo penetraron dos rascacielos sino también las membranas plasmáticas de nuestra memoria
Costura efectivista