En tiempos difíciles, acciones sabias

Limítate a actuar y a hacer aquello que sí puedes hacer. Renuncia a querer hacer aquello que te es imposible.
Actúa respetando las creencias, costumbres e ideas de todo el mundo y permite que cada persona actúe según su conciencia y obtenga los resultados de su acción. No salves a nadie de las consecuencias de sus actos, pero tampoco utilices esta excusa para agredirlos, castigarlos o similar

Actúa adaptándote a lo que sí puedes hacer, y hazlo. No sueñes con el "tendrías que poder hacer" o en "cómo tendrían que ser las cosas". Limítate

Actúa sabiendo que aquello que vives en tu interior, depende de ti. No culpes a nadie de lo que vives interiormente, especialmente, cuando las cosas no salen como tú querías

mundo hace lo mejor que puede con lo que sabe).
Actúa renunciando a la necesidad de obtener un resultado final concreto: esto no depende solo de ti. Cuando hayas dado tu máximo, acepta el resultado y aprende de lo que haya sucedido.
Actúa sin luchar contra la realidad, con la intención de apoyar lo que esté naciendo o ya existe, con la intención de mejorarlo; es decir, no actúes contra nada ni nadie, sino a favor de lo que creas más adecuado para todo el mundo.
Actúa sabiendo que todas las dificultades incluyen un aprendizaje y disfruta del hecho de actuar por la oportunidad que tienes de expresar tus valores y descubrirte. Comprende que tu conducta es hija de tu libertad y no nace de ninguna obligación.

Actúa sin odio, buscando el máximo bien para todo el mundo. Piensa lo mejor de todo y de todo el mundo.
Actúa solo cuando puedas hacerlo de forma serena y eficaz, cuando puedas hacerlo sin reaccionar automáticamente a lo que haya sucedido. Renuncia a las tres violencias posibles: la física (contra personas o pertenencias), la verbal (mentira, chantaje, insulto, difamación...) y la violencia mental (pensar mal de alguien; recuerda que todo el

Y esto no depende de ti, porque no puedes conocer todas las variables implicadas. Lo único que sí depende de ti son tres cosas: dar tu máximo para que la masa crítica crezca y, así, se produzca un cambio; no sufrir durante el proceso; y, por último, confiar que, cuando la masa crítica sea suficiente, el cambio se producirá, inevitablemente. En otras palabras, te estoy hablando de confianza.

Aun así, en la misma esencia de un acuerdo, está la posibilidad de rehacerlo. Rehacer los acuerdos puede tener un coste, pero vivir en un acuerdo que no nos satisface tiene un coste superior.

Reitero que un acuerdo no es una obligación, se trata de un compromiso personal y, consecuentemente, soy yo quien quiere cumplirlo.

No tenemos obligaciones, tenemos acuerdos que cumplimos porque queremos. Si deseamos, podemos romper estos acuerdos, pero esta decisión comportará una serie de consecuencias. Utilizando un ejemplo anterior, es como plantar una semilla: una vez plantada, no podemos escoger qué fruto nacerá

Transforma desde el amor. No luches, aporta.
Si tienes herramientas, actúa externamente.
Si no tienes herramientas, actúa internamente.