Los textos recopilados son semillas, pistas, paradojas y narraciones desde lo cotidiano, y si el lector no se cuida, el lenguaje y los símbolos le agarrarán desprevenido; cada uno debe ser visto con lupa, como quien repasa el revés de un bordado o de una cicatriz. Quien los lea hará bien en aceptar la invitación de buscar hasta dónde llegan las raíces más profundas, entramando las letras con las tazas de café.