El enamoradizo Bingo Little, amigo de Bertie, ha hecho una vez más honor a su fama. Esta vez el objeto de sus desvelos es Mabel, camarera en un restaurante de poca fama. Y como suele suceder con Bingo, la pasión le invade, le tortura, y sus sufrimientos amorosos sólo pueden resolverse mediante el matrimonio… o el suicidio. ¿Y por qué no el primero, se preguntará el lector, puesto que es menos irrevocable que la muerte? Al parecer, un tío de Bingo, solterón y sibarita, es quien se opone a la felicidad del joven. Pero Bertie Wooster es un buen amigo de sus amigos y, aleccionado por Jeeves, se dirige al cubil de la fiera para convencerla. Pero allí donde intervienen Bertie y Jeeves, todo suele enmarañarse de la manera menos previsible. Y es así que hasta el recalcitrante tío de Bingo acabará atacado por el microbio del romance y pretenderá casarse con su propia cocinera, que era a su vez la amada de Jeeves, quien entonces, para vengarse, dirigirá sus aspiraciones amorosas hacia Mabel, la camarera que provocó la pasión y los problemas de Bingo Little… Una vez más, Wodehouse nos hace pasar uno de los ratos más divertidos de nuestra vida, o al menos de nuestras lecturas.