La adoración en el mundo cristiano de hoy se ha desvirtuado, dividida entre las experiencias puramente emocionales y la fría liturgia. Casi postergada en exclusiva a la música y la alabanza, en muchas ocasiones se ha acabado convirtiendo en un mero trámite, a veces un motivo de disputas, un pálido reflejo de una iglesia sin calor, sin vida, centrada en el hombre y no en Dios. Pero eso no es lo que la Biblia nos enseña. La Biblia habla de la adoración a Dios como algo constante y contagioso en nuestras vidas. Habla de una adoración en lo íntimo de nuestros corazones que rebosa y se vive en comunidad en la iglesia. Desde Génesis hasta los profetas, desde las palabras de Jesús hasta el Apocalipsis, pasando por las cartas de Pablo, Dios nos revela en cada rincón de su Palabra que nos creó para adorarle.
Jaime Fernández y Dan Hollingsworth nos llevan de la mano en este paseo por la historia de la revelación de Dios y nos invitan a ponernos en el lugar que nos corresponde, cara a cara frente al Creador.