La levadura, nutriéndose de los azúcares contenidos en la harina (sacarosa, maltosa, almidón, etc.), los transforma, mediante fermentación con la ayuda de las enzimas, en dextrosa y fructosa, de los cuales y siempre a través de procesos enzimáticos, se obtienen productos de desecho gaseosos: anhídrido carbónico y alcohol.