Si estoy aquí es por ti y por mí. Por nosotros.
—No existe un nosotros —replicó Eleanor, convencida—. Todo esto que según usted siento o deseo… no puedo…
—¿Por qué no? —la desafió él.
—Por tantos motivos que no tiene sentido enumerarlos. Usted no siente por mí más que el mismo capricho que sentiría por cualquier otra y piensa que estaré encantada de recibir sus atenciones de la forma en que está sin duda acostumbrado a que le ocurra siempre —afirmó ella, atropellándose con las palabras—. Pero no es eso a lo que aspiro. Quiero mucho más; tengo sueños e ilusiones y no permitiré que usted los aparte de mí tan solo porque está aburrido y yo estoy cerca para ayudarle a olvidar lo que en verdad quiere. Sé que odia que se lo recuerde, pero no puede esperar que haya olvidado lo que sentía por Cecily, ¿cierto?