el estudio científico del desarrollo del niño se centra en conocer cómo cambian y cómo permanecen algunos aspectos en el transcurrir del tiempo, en su dimensión física, socioemocional, cognoscitiva, lingüística, ético-moral, estética y, especialmente, en su trascendencia, caracterizada por sus inagotables capacidades de llegar a ser cada día mejor, es decir, más humano.