El concepto de libre albedrío que encontramos en la obra de santo Tomás de Aquino, a partir de su comprensión metafísica del ser según la interpretación de la Escuela Tomista de Barcelona, nos conduce a pensar la libertad en cuanto tal, según analogía de proporcionalidad, como aquella inmanencia del fin por la que la actualidad y perfección de ser en un sujeto de naturaleza intelectual se comunica y difunde a sí mismo a modo de autodonación de amor. La perfección ontológica de la libertad es participada diversamente según los grados de perfección de los vivientes intelectuales, desde Dios hasta el hombre. En el hombre, a semejanza de la doble manera de conocerse de sí mismo (duplex cognitio de anima) la voluntad se caracteriza por una duplex volitio según la cual distingue el Angélico la especificación y el ejercicio del acto libre. Pero el libre albedrío recibe del necesario y consciente apetito natural de la voluntad al bien su fundamento y su raíz a modo de libertad eminente o “superlibertad”.