Una desertora que salvó este colegio, nuestras protecciones y nuestro reino, por no mencionar que se ha enfrentado a unos cuantos venin dentro de estos muros hace unas horas, todo lo cual he hecho sin someterme a la cadena de mando navarrense. —Ladeo la cabeza—. Difícilmente podéis adscribirme a nada, puesto que ninguno de vosotros está al mando de la manada de Aretia. Y estas no son mis exigencias, sino las de Andarna.