Según la hipótesis del neurobiólogo Jean-Pierre Changeux, la realización de una pintura resulta de un desarrollo complejo en el tiempo, de una evolución del pintor en diálogo con su lienzo. Dicha evolución la clasifica esquemáticamente en tres tiempos: un primer esquema mental, en que el artista apela a imágenes o representaciones «mnemónicas», a la que seguiría su actualización progresiva a través de las pinceladas y su ejecución final en un cuadro organizado y coherente. Así, el cerebro dirige la mano, pero la mano a su vez dirige al cerebro. Además, la realización de una obra va a tener un efecto plástico sobre el propio cerebro.