El sueño, hermano de la muerte

La segunda manera de escapar, que es una buena opción si no puedes irte, es moverte dentro de tu cabeza. Es decir, empezar a prestar más atención a lo que piensas y sientes y menos atención a lo que haces.

Probablemente tengas que mostrarte de acuerdo con la gente que te rodea, pero eso será solo para que no sospechen lo que tramas. No quieres que se den cuenta de que estás desarrollando una mente independiente. A la gente no le gusta porque eso te vuelve más difícil de controlar.

Otro hábito importante es que trates de no juzgar las cosas, que trates de no decir si son buenas o malas, aunque eso sea lo que la gente que te rodea espera que hagas.