Topología del amor

Ondina será un ser fantástico, intangible, imposible, pero el caballero cree en ella, cree en lo que ella dice; para Lacan, eso es precisamente lo que se llama amor.

Jorge Luís Borges decía que “enamorarse es crear una religión cuyo dios es falible”.(4)

Lacan aclara que lo imaginario no es pura imaginación, si hacemos que lo imaginario ex-sista se trata de otro real. Los mitos hunden sus raíces en lo real. Las palabras mágicas, de amor, el hecho de que pueda con palabras confundirse con sus orígenes, nos muestran ribetes simbólicos. Su retorno, con su carácter de siniestro, nos trae ecos de lo real.

El sinthoma, con h, para Lacan no se corresponde a un registro. El síntoma en verdad es un cuarto nudo que amarra lo simbólico, lo real y lo imaginario; o al menos un par de estos registros. Es decir, se trata de un nudo, no de un registro u otro.

Finalmente hay una cuarta, la pareja de goce o pareja libidinal, para cuya escritura vuelve a proponer la fórmula del fantasma. Pero al tomar el objeto a el estatuto de plus de gozar, la pareja de deseo da lugar a la pareja de goce. La búsqueda por parte del sujeto comienza a tener otra naturaleza.

Hay una tercera pareja para Miller en Lacan que sería la que se puede escribir con la fórmula del fantasma. Es la pareja de deseo.

Dar lo que no se tiene nos introduce una dimensión real del amor. Se juega allí algo del orden de la imposibilidad. ¿Cómo damos lo que no tenemos? Solo si no retrocedemos ante lo imposible.

Miller nos habla de la pareja simbólica. Se da entre el sujeto barrado y el Otro con mayúsculas. La palabra del sujeto se articula en el lugar del Otro, y para eso utiliza sus códigos, sus significantes.

El amor en lo simbólico tiene que ver con las palabras de amor, con determinados significantes que uno encuentra en el Otro y son la razón de las elecciones, concientes e inconscientes. Las condiciones de elección de objeto. Con la salvedad de que lo simbólico acá puede jugarse en su articulación con lo real, porque allí también entra a considerarse el goce.

Lacan dice “que amar es siempre dar lo que no se tiene”, planteando que podemos tomar esta definición como segura, que es una fórmula clave, que se trata de una rampa que con solo tocarla nos lleva al piso correcto, aunque no entendamos nada; es más, asegura que es mejor que no entendamos nada. Ya que amar no es decir: “Como amar es dar lo que no se tiene, yo te voy a dar lo que no tengo”. No se trata de un acto intencional ni intelectual. Cuantos hay que quisieran amar a la persona que les parece la indicada, la conveniente; y sin embargo no logran hacerlo.