Utopía

Tan firmemente estoy persuadido de que si no se suprime de raíz la propiedad no se pueden distribuir los bienes según un criterio ecuánime y justo ni administrar fructuosamente los asuntos de los mortales

En los litorales, asimismo

Para un príncipe que tiene que sostener un ejército ninguna suma de oro es suficiente»

Si un rey fuera tan despreciado por los suyos o tan odiado que no pueda mantenerlos en la obediencia a no ser que los atropelle con vejámenes, con la exacción, con el decomiso, y los reduzca a la mendicidad, más le valdría renunciar a su reinado que conservarlo por estos métodos, pues, aunque retenga con ellos el mando nominal, se despoja de su majestad.

al lado de los príncipes no hay lugar para la filosofía.

Ninguna familia campesina consta de menos de cuarenta entre varones y mujeres, sin contar los dos siervos asignados; a su frente están un padre y una madre de familias, graves y maduros, y al frente de cada treinta familias está un único filarca

icen que esta ley fue implantada por un rey sumamente bueno, a quien preocupaba más el bienestar de la patria que sus riquezas personales, a modo de traba contra una acumulación tan grande de dinero que provocase su escasez entre el pueblo.

tarea que más incumbe al

príncipe es procurar el bien de su pueblo antes que el suyo propio, lo mismo que el oficio del pastor en cuanto pastor es apacentar a las ovejas más bien que a sí mismo.

cuyo rey, el primer día que llega al poder, mientras se ofrecen grandes sacrificios, se obliga bajo juramento a no tener nunca en su tesoro más allá de mil libras de oro juntas, o la plata equivalente al valor de ese oro.