Aquellos de nosotros nacidos en la época
de la televisión ya hemos olvidado
cómo hablar de los árboles.
Así este bajo el cual descanso ahora
en vez de recorrer bajorrelieves,
esculpidos en piedra, de danzantes.
Me gustaría conocer su nombre.
Sus muchas y torcidas ramas
que se recortan contra el cielo sobre mí;
sus hojas ovaladas que apuntan a las flores
blancas, pequeñas, pálidas,
son demasiadas para ser diciembre