Cinefilia. Entre el gusto y la calidad

Ser profesor es una ocupación, ser licenciado un título, pero ser maestro es algo que pocos alcanzan y que puede llevar toda una vida.

El profesor mediocre dice. El buen profesor explica. El profesor superior demuestra. El gran profesor inspira.

Bien señalaba el célebre cineasta japonés Akira Kurosawa (1910-1998) al citar que “las películas no son planas sino esferas multifacéticas”.

La ciencia ficción no es, entonces, producto de la fantasía, sino de la especulación, en la cual un autor plantea una historia fantástica, que el espectador acepta con la certidumbre de que lo que está viendo no es cierto, pero puede llegar a serlo o lo es de una forma virtual.

Asimov anunció, igualmente, la creación de la computadora y detalló su funcionamiento quince años antes que los científicos de la Universidad de Pensilvania presentaran al Electronic Numerical Integrator and Computer (computador e integrador numérico electrónico) el primer cerebro electrónico de la historia.

No obstante, incluso el cine de ciencia ficción tiene normas estrictas que definen sus límites, las cuales apelan a la coherencia de la película y ocasionan una autorregulación que, paradójicamente, permite a los creadores tener una mayor libertad para crear, teniendo en cuenta a qué lógica deben obedecer, y que lleva a una mayor verosimilitud (no realismo) de los relatos.

En su afán por encontrar los límites de la realidad, muchos han opuesto a ella la virtualidad, pero algunos teóricos como Pierre Lévy (1999) han asegurado que lo virtual no es más que la realidad en potencia, lo que aún no ocurre en nuestro espacio-tiempo, pero que es susceptible de ocurrir.

Lo que llamamos imaginación no es más que un tercer paso en el proceso de asimilación del sentido de la imagen.

Todo esto no me molestaría tanto si el mensaje no fuera usualmente un gran panfleto en el que se afirma que “el país de las oportunidades nunca será derrotado por nada ni nadie”.

Todo esto no me molestaría tanto si el mensaje no fuera usualmente un gran panfleto en el que se afirma que “el país de las oportunidades nunca será derrotado por nada ni nadie”.