«La policía no hace nada. La policía es toda transa. Agarran a un narco a mitad de cuadra y lo sueltan en la esquina». “Quiero 3000 pesos o te tiro abajo el kiosco”. «La policía bardea a los pibes. También les meten droga. Y algunos pibes trabajan para la cana”. “Decile que tiene quince minutos para irse a otro lado, o le rompemos las piernas”. En una polifonía reveladora y brutal, estas voces –de vecinos, de dealers, de policías— se entremezclan en este libro para reconstruir una escena inquietante: la colaboración clandestina entre narcotraficantes y efectivos de las fuerzas de seguridad en los barrios vulnerables de distintos lugares de la Argentina.
Dinero por drogas, por armas, por liberar una zona, por anticipar un operativo, por impedir el negocio de un dealer rival: un entramado de lealtades y transacciones, siempre al borde de la traición, se repite del Conurbano bonaerense a Rosario y la frontera noreste del país. En estas páginas, los autores suman a un trabajo etnográfico impecable una fuente valiosísima pero inusual en estas investigaciones: las transcripciones de escuchas telefónicas entre narcotraficantes y agentes de la Policía, la Prefectura y la Gendarmería en varias causas judiciales. Todo este material aleja el análisis de las habituales miradas sobre un “Estado ausente” o, en el otro extremo, un Estado punitivo y “de mano dura”. En estos barrios, dicen los autores, funciona un “Estado ambivalente”, que mientras hace cumplir la ley, en el mismo lugar y al mismo tiempo es socio de conductas criminales.
Entre narcos y policías rescata además a los protagonistas silenciados de esta historia: los habitantes de estas zonas vulneradas, para quienes el barrio se volvió “tierra de nadie” y el narco es esa fuerza capaz de entrar en sus hogares y arrebatarles a sus propios hijos. Al iluminar esa trama de complicidades, los autores –que han investigado estos territorios a fondo como pocos— revelan los problemas estructurales de los conurbanos, esa suerte de “caja negra” política y sociológica sobre la que siguen pesando prejuicios e ignorancias.