Sin embargo, a pesar de las inconsistencias, el caso de Agent.btz, tal como fue reconstruyéndose posteriormente, con filtraciones muy medidas, un eslogan inmejorable (“el peor ataque a las redes informáticas militares de Estados Unidos”) y una buena historia bien contada (“todo comenzó con una memoria UBS tirada en el aparcamiento de una base militar”, dice la entrada de la Wikipedia del incidente que aún puede leerse hoy) iba a tener grandes consecuencias.
Fue nada menos que el origen del primer Mando Cibernético militar del mundo y, algo nada trivial, que recayese sobre el director de los servicios de inteligencia, Keith Alexander, al frente de la NSA desde 2005.