El 14 de noviembre de 1921 nacía el Partido Comunista de España, fruto de la fusión del Partido Comunista Español (conocido como «el de los cien niños») y del Partido Comunista Obrero Español. A lo largo del siglo de existencia que ahora cumple, el comunismo español ha vivido etapas y situaciones muy diversas, casi nunca fáciles. Prácticamente la mitad de ese período se corresponde con años de represión y clandestinidad. El nuevo partido sobrevivió a duras penas a una primera década de persecuciones, aislamiento y estéril voluntarismo. Maduró bajo la República, prácticamente se «refundó» como gran partido nacional aferrado a las banderas del Frente Popular y llegó a ser la columna vertebral de la resistencia antifascista durante la guerra. Derrochó un heroísmo sin horizontes políticos claros durante el episodio guerrillero y se convirtió en el «partido del antifranquismo» en la tenaz y dilatada lucha por el restablecimiento de la democracia. Vivió entre la esperanza, el desencanto y el desgarro interno la transición postfranquista. Hubo de adaptarse a la crisis y desaparición del «socialismo real» en la Europa del Este y a los efectos corrosivos de la larga noche neoliberal, manteniendo sus siglas e identidad, pero implicándose a la vez en proyectos políticos más amplios y renovando partes sustanciales de su vieja cultura política.«Cometimos errores, pero los cometimos luchando», decía Marcos Ana de los comunistas; un siglo de historia y de lucha que merece ser narrado y analizado.